Nuestras Quintadas ¡TODA UNA TRADICION!
 

Quintos y Quintas Dicen las malas lenguas que los pueblos "pequeños" están destinados a morir y desaparecer ante los avances de la civilización. Dicen que estos pueblos "pequeños" no tienen ningún futuro, el índice de mortalidad supera generalmente el de natalidad, la poca población joven tiende a emigrar del pueblo. Dicen que estos pueblos no tienen perspectivas de trabajo, sólo se puede trabajar en el campo (tendríamos que hacerles ver que se pueden hacer muchas más cosas) y que son lugares exclusivos para "viejos". ¡Mentira, yo no soy vieja y aquí estoy y tan orgullosa de mi pueblo como un habitante de la capital!.

En el pueblo no habrá metro, ni universidad, ni grandes fábricas que ennegrezcan nuestras fachadas, ni discotecas, ni otras muchas ofertas de la gran ciudad.

Pero Vadocondes, pueblo "pequeño" en población y no tanto en terreno, es "enorme" en tradición. Vadocondes ha ido acumulando en sus calles, en sus casas, en el Duero y en sus orillas todas las tradiciones que el tiempo ha ido ofreciendo. Nuestra gastronomía, nuestras fiestas patronales, nuestras procesiones, nuestros vinos, y sobretodo, nuestra quintada. La mejor fiesta del año para algunos, un "matamadres" para otros, una herejía en esas fechas para los menos y una ocasión para disfrutar unas vacaciones, que no tanto para descansar, para la mayoría.


SU SIGNIFICADO

Fiesta en el local de los quintosEstá claro que la quintada es la fiesta de los quintos, aunque en mayor o menor medida todos participemos de ella. Quinto es aquel joven que está en quintas, entendiéndose por tal el año en que debe incorporarse al servicio militar a servir a la patria o simplemente a perder un año.

Hasta no hace mucho se realizaba el servicio militar el año en que se cumplían los 20 años, o sea, un quinto de siglo, de ahí el nombre de estos jóvenes. Más tarde esa edad se adelantó a 19 años, pero el nombre se ha conservado.

El nombre de quinta surgió como desplazamiento femenino de quinto. La quinta en realidad no existe porque ella no va a la mili, a pesar de la opinión de algunos, pero cuando empezamos a participar en la fiesta se les asignó este nombre como es lógico.

Esta fiesta es por tanto una despedida para los quintos. Esta era una buena ocasión para reunirse, reirse y disfrutar. Es como una despedida de soltero, pero la mili no es para siempre. Es un buen motivo para disfrutar una fiesta y se merece esta tradición y como no, un futuro ¿Espero que no lo perdamos!.


SU HISTORIA

La quintada, entendida como tal, goza de una larga tradición. Comenzó a celebrarse aproximadamente a primeros de siglo, hacia el año 1903. En sus primeros años esta fiesta se celebraba en Año Nuevo, el día 1 de Enero. La fiesta la celebraban los mozos que entraban en quintas ese año, los que cumplían 20 años. La razón a celebrar la quintada en esa fecha está muy clara, el primer reemplazo del servicio militar era en Enero, si la fiesta se hacía más tarde seguramente algunos de los mozos ya hubiesen marchado a la mili.

Comida en el local de los quintosLa fiesta era un día, lo que no impedía que los quintos estuvieran una semana o incluso más de juerga. Durante todo este tiempo los quintos comían, cenaban y vivían juntos.

Ellos "contrataban" a una mujer del pueblo para que les preparase las comidas, y "alquilaban" una casa para tales menesteres. Por entonces las quintas no existían, ellas no iban a la mili y por tanto nada tenían que ver en la fiesta y tampoco el resto del pueblo. La fiesta era de, por y para los quintos, ellos pasaban sus días de quinta; pero había un día especial, el día grande; la fiesta era municipal. Una orquesta, o chunchún amenizaba la tarde-noche en la plaza.

Pero este día tenía un inconveniente: era un poco violento que el día de los Santos, las campanas tocasen las ánimas y el pueblo estuviese bailando en la plaza de ahí que la fecha se trasladase de nuevo. En el año 1947 la quintada se celebró por primera vez la Pascual de Resurrección. Como en ocasiones anteriores, la fiesta grande era un solo día, el día de Pascual, pero los quintos alargaban su fiesta durante una semana, generalmente en la llamada Semana de Pascua porque la Semana Santa no se prestaba a ello por connotaciones religiosas fáciles de entender. Esta fecha no ha vuelto a moverse, y el tiempo y los quintos se han encargado de ir añadiendo tradiciones a la quintada.

Con el tiempo apareció, el pinche, joven, de edad inferior a los quintos que desempeña las funciones del chico de los recados. Debe estar en todo momento a disposición de los quintos, a los que debe prestar sus servicios y su tiempo. Ahora el pinche es todo un símbolo, una especie de mascota de la quintada, sigue desempeñando las mismas funciones, ¿aunque en ocasiones no haga mucho caso!.

En el año 1954 la mujer encargada de hacer la comida a los quintos pasó a ser la madre de un quinto. Más tarde, con el aumento de los invitados a la fiesta se necesitaban unas cuantas cocineras que eran las madres de todos los quintos. Incluso algunos años vino un cocinero.

El local de los quintos también sufrió sus cambios. De ser una casa particular donde comían sólo los quintos pasó a ser una cochera o un salón grande. El aumento progresivo de invitados a la fiesta motivó la búsqueda de un local amplio. En el año 1983 se celebraron las quintadas por primera vez en las escuelas nuevas. Una de las aulas había quedado inutilizada y el Ayuntamiento dispuso que se empleara para este fin. El local se habilitó para la ocasión y se improvisó una cocina. Entre los años 87 y 88 se hizo una reestructuración de las escuelas. Con esta reforma las dos aulas de las escuelas viejas quedaron vacías. En 1988 la quintada pasó a celebrarse en la mayor de dichas aulas, que hoy se conoce como "local de los quintos".

Los invitados a esta fiesta también fueron aumentando. Así surgieron las quintas y con ellas se fueron incorporando otros jóvenes del pueblo que también se unían a la fiesta. Más tarde se incorporaron las familias de los quintos. La madre tenía que cocinar para los quintos y no podía hacerlo en casa, por lo tanto todos a comer con los quintos.

Con todas estas ampliaciones un día se quedaba corto para la fiesta. Por eso se añadieron el sábado y el lunes, dos días festivos y en los que no había ningún otro impedimento de tipo religioso. Pero la fiesta no se limitaba a los tres días, los quintos comenzaban antes y acababan después, el presupuesto y el cuerpo lo limitaban.

Pero con todos estos incrementos de gente y días aumentaban los gastos había que sacar dinero de algún sitio. La tradición de pedir nació al mismo tiempo que las quintadas, eran hermanas gemelas, incluso siamesas porque nunca se han separado. Pero al igual que todo también ha ido cambiando. En los primeros años se pedía comida, huevos, chorizo y lo que el vecino quisiera dar. Pero la fiesta se ampliaba y esto se quedaba corto, había que pedir. En la mayoría de las ocasiones esto no representaba grandes problemas porque todo el mundo tenía hijos y todos querían que los suyos disfrutasen de esta fiesta y, aunque esté mal decirlo, ya se sabe que si tú no das no te suelen dar. En principio sólo se pedía a las amas de casa pero ahora no nos salvamos nadie y por supuesto los quintos tampoco. Como todo aumentó también las ayudas aumentaron y gracias a ellas la quintada es lo que es.

También la edad de los quintos sufrió un cambio. Hacia el año 1984 se rebajó en un año la edad para cumplir el servicio. Por tanto ahora los quintos cumplían 19 años. Como es lógico una quintada debía saltarse, pero nadie quería quedarse sin su fiesta. El problema se resolvió juntando dos quintadas. El año 1985 el número de quintos se vió incrementado notoriamente, pero en esta ocasión tenían edades diferentes, 20 y 19 años. Más tarde la mili se rebajó otro año más pero en Vadocondes se conservó la edad que había. Es verdad que a algunos les pilla en la mili, pero son los menos y además muchos de los quintos tienen prórroga y no es precisamente ese año cuando van a la mili. Por otro lado, quizá tengamos el cielo de nuestra parte pero la mayoría de los quintos de Vadocondes van a la mili después de Semana Santa o tienen permiso esos días.

Quizá lo que menos haya cambiado sea la caracterización de los quintos, siempre con la boina en la cabeza y cachaba en mano, y eso sí, la escarapela que no falte. Las quintas por su parte llevaban una rosa en el pelo, luego el tiempo añadió la boina, pero no la cachaba porque debe quedar claro que la quintada la preparan los quintos.


LA QUINTADA HOY

Es navidad, los quintos empiezan a inquietarse. Hay que reunirse, confirmar cuántos y quiénes son, hay que prepararlo, no podemos fallar, la tradición debe continuar por siempre, además cualquiera se resiste a celebrar esta fiesta. El primer punto: elegir pinche. Se buscará un joven alegre, que se relacione mucho con la gente y sea la carta de presentación y chico de los recados. Unas semanas antes de Semana Santa comenzará a ejercer una de sus principales misiones: repartir tabaco, Ducados y Fortuna. Todos los domingos hasta la quintada y a la hora del vermut ofrecerá tabaco al público en general. Esta función no terminará aquí sino que se prolongará hasta que finalicen las quintadas. Los quintos comienzan sus devaneos, escuchan todas las ofertas de los representantes de la música, regatean precios y dan su veredicto. ¡Ya tenemos algo, la música!.

Esto es sólo el primero paso, luego habrá que limpiar el local, buscar la vajilla, comprar la comida y la bebida, buscar hornos, preparar las pastas para esos días. De todo ello se encargan los quintos, sus madres y, en ocasiones sus padres.

Hay un detalle que no puede faltar: invitar a las quintas. Los quintos se reúnen parra escribir una carta a las quintas, invitándolas desinteresadamente a la fiesta, aunque no estaría de más una pequeña ayudita.

Después de muchas reuniones, muchas preguntas, muchas horas perdidas, muchos quebraderos de cabeza, incluso disgustos, se acerca la hora. Los quintos están nerviosos y preocupados. Las quintas esperan ansiosas, para ella es su puesta de largo. Quizá las que peor paradas salgan de toda esta historia sean las madres, ellas tienen que prepararlo llevarlo a cabo y recogerlo todo. Ellas son las encargadas de hacer la cena el sábado, el desanudo, comida y cena del domingo y lunes, sin olvidar el café después de todas las comidas. Para hacernos una idea a comer y a cenar se juntan unas 100 personas cada día y a tomar café otras 75 ó 100. Las camareras serán las hermanas de los quintos, ellas pondrán la mesa, ayudadas en muchas ocasiones por sus padres y madres que le hacen a todo, servirán la comida, recogerán las meses y luego servirán el café y las pastas. Si es necesario ayudarán a fregar la vajilla y recoger la cocina. Como se puede apreciar en la quintada "pringa" la familia del quinto al completo. Las quintas por su parte sólo van ellas, su misión es acompañar a los quintos y ayudarles en todo lo necesario. Todos tienen ya sus puestos asignados y están ya preparados.

Ya es Domingo de Ramos, lo quintos, quintas y como no, el pinche han hecho unas cuantas meriendas en las bodegas para ultimar detalles y comenzar su fiesta. El martes todos ellos y algunos jóvenes que se apuntan a un bombardeo suben a preparar la limonada que se ofrecerá al público el jueves y el viernes. Este preciado licor necesita dos días para estar en su punto. Sólo se necesita un buen vino, de cosecha propia claro está, limones, azúcar y canela. Las proporciones a su gusto, generalmente bastante dulce y cargadita de canela, lo importante es que sepa a limonada y no a vino. El punto justo lo da la bodega fresquita para que la limonada "entre" mejor. El miércoles los quintos suben a cenar juntos y prueban la limonada, para añadir lo que se precise y, como no, para colarla. En ocasiones no es necesario el colador; quizá esté mal decirlo pero se pueden emplear para tal fin calcetines, sujetadores, no importa, más sustancia. Allí en la bodega, ya empieza la fiesta. Los más despistados conocen los detalles de la quintada, las orquestas que vendrán, la garita y bodega que los quintos han elegido para cenar y repartir la limonada.

Ya es Jueves. Los quintos se encargarán de sacar a la Dolorosa en la procesión. Seguidamente subirán a la bodega, donde ofrecerán limonada y tabaco. Luego la cena y a partir de aquí toda la noche de fiesta en la misma bodega, aunque sea Semana Santa.

Viernes Santo: procesión y luego bodega otra vez. En esta ocasión son las quintas las que preparan la cena porque no se puede comer carne al pincho como el jueves. Más les vale que lo hagan bien porque los quintos suelen ser muy exigentes.

Sábado de Gloria: Mientras todo el mundo está en misa los quintos cenan, se colocan sus boinas y cachabas y lanzan sus cohetes ("cuetes") al cielo, es hora de ir a animar la verbena. Ahora llega lo peor, pedir dinero a los forasteros para subvencionar gastos. Los quintos se quitan su cachaba como otras tantas veces harán y la ofrecen a la mano generosa del público. Después de la verbena todos a la casa de los quintos, hasta las tantas o sin dormir.

Pascua de Resurrección, el día grande: a partir de las 9 de la mañana hay que dar dianas a todas las autoridades. A mediodía es la fiesta mayor, todos sacan sus mejores trajes, esta vez sin la boina. Las quintas pasean a la Virgen y los quintos al Resucitado en la procesión del encuentro. Después en el baile vermut los quintos deben soportar las miradas de todo el pueblo y sacar a los más atrevidos a bailar. Otra parada obligada, hay que hacerse la foto de rigor en el rollo de la plaza: quintos solos, quintas solas, foto mixta, y en todas ellas el pinche, que no falte. Tras el baile los quintos anuncian quienes son los invitados a comer ese día, algunas peñas o cuadrillas del pueblo, y allá van todos.

A la hora del café se disparan unos cohetes para que todo el mundo se entera y pueda ir. Tras él larga sobremesa en el mismo local. Luego apenas unos minutos apara ir a cambiarse de ropa y otra vez a la verbena. Y así sigue la historia, amenizar el baile, pedir dinero, especialmente a los hombres, ir a cenar, verbena y trasnochar en la casa de los quintos.

Lunes de Pascua: a las 9 diana, pero esta vez a toda las chicas solteras del pueblo, que a su vez darán su propia. La historia se repite, pero esta vez más cansados y con ojeras más profundas. Por la noche les llega el turno a los mozos de hacer su aportación económica. El martes por la mañana les toca el turno a las mujeres. Tras saldar todas las cuentas, la fiesta se va acabando, los quintos comen solos y después de dirigen a la ermita de los santos a ofrecer sus escarapelas y su mili.

La quintada ha tocado a su fin, los próximos días quizá se sigan reuniendo pero ya no es lo mismo. Caras de sueño, fatiga, tristeza y nostalgia, 19 años esperando que llegue y ya se pasó. Pero nos quedan los recuerdos, las fotos y la esperanza de que al año siguiente alguien tome el relevo.

¡Quintadas hay muchas, pero ninguna como la de Vadocondes, ¿verdad?!.

Información extraída de la revista A.D.C. Los Arcos(Agosto 1990 - Nº 2).

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